Opinión: The walking dead
Inmigración

The walking dead
Luis López

No he podido evitar sentirme significado con esta serie que emite la progre cadena de La Sexta. El argumento no es original, es el tan traído y llevado Apocalipsis, que tarde o temprano llegará, cuestión esta que creo nos parece a todos o casi todos ya, evidente.

 



El Apocalipsis viene esta vez de la mano de una plaga de proporciones bíblicas que provoca a los seres humanos contagiados,  la muerte y resurrección (perdón por  la blasfemia). Pero tras resucitar son simples trozos de carne sin alma que se dedican a deambular buscando carne fresca. Así descrito el argumento resulta un tanto escatológico y hasta gratuito, pero esa es solo la forma, el envoltorio, el fondo es lo que importa.
 
Imaginemos el panorama: ciudades anegadas de caminantes  que si te muerden te contagian, la tecnología ya no existe, sólo es un recuerdo, ya no queda gente que la pueda manejarla, ni desarrollarla. No hay energía para desplazarse de un sitio a otro, los recursos, más que nunca, son escasos y hay que pelear por ellos. Con este panorama no valen individualismos, ni yuppies egoístas que van a lo suyo: ahora la cuestión es a sangre y fuego. Ya no valen Opas hostiles, ni créditos trampa, ni hipotecas a sesenta años, no amigo aquí la cuestión ya es morir o vencer. Y mira que casualidad ya no valen excusas para no tenderle la mano al vecino (en el caso de que quede alguno vivo).
 
En los distintos episodios de la serie se ve como la Humanidad pasa a una nueva Edad Media, una Edad Media Digital, ya no hay orden, no hay ejércitos, no hay autoridad: impera la ley del más fuerte. Y en ese orden de cosas, en esa congruencia socio vital, se vuelve a la división del trabajo y lo que más me ha sorprendido, se vuelve a los roles de género ¡sí de género! Hay tares para los hombres y tareas para las mujeres, atendiendo a sus debilidades y fortalezas respectivas, todo el mundo tiene una misión, todo el mundo se encarga de algo. Los pocos supervivientes tienen que ayudarse los unos a los otros porque sino están muertos, se convertirán en caminantes. Cuántos paralelismos hay con la situación actual, con estos tiempos de constante decadencia que vivimos y que nos atenazan. En el panorama político, social, económico, en todos ellos encontramos similitudes: todos esos ámbitos se encuentran llenos de caminantes que solo deambulan, que no piensan, que únicamente quieren contagiarte.
 
Pero la imagen más poderosa y sugerente de la serie, radica en la cuestión de la supervivencia y el ingenio para llevarla a cabo. Y ahora viene la pregunta que todos debemos hacernos alguna vez:  ¿sería capaz de poder sobrevivir sin las comodidades del mundo actual? Cuando ya no haya supermercados, ni compras on-line, ni series televisivas atontantes, ni restaurantes caros, ni agendas electrónicas, ni móviles, ni e-mail, ni coches,... nada. ¿Servirá de algo lo que hemos estudiado o hemos aprendido? ¿no somos acaso “Homo tecnologicus”?  Ciegos, sordos y mudos sin la sustancia misma de la tecnología. Tenemos que preguntarnos qué valor podemos aportar a la nueva sociedad que nazca de las cenizas? ¿sabemos cultivar? ¿sabemos recolectar? ¿pescar? ¿cazar? ¿destripar y descuartizar un animal? En esta sociedad nuestra tan aséptica, tan neutra, tan bienpensante, ¿pediremos permiso a la vaca antes de descuartizarla para comer nosotros y nuestro clan? 
 
Las nuevas generaciones están tan distantes de la esencia misma de nuestras antiguas sociedades, de nuestra piedra angular. Hace cincuenta años nadie se preguntaba de dónde venía un huevo, hoy en día muchos niños piensan que vienen del supermercado de la esquina. Esa es la verdadera ignorancia, el que no sabe no puede aprender. ¿De qué sirve que nuestra sangre joven sólo aprenda banalidades en las escuelas si desconocen su medio, su entorno, su capacidad para interactuar con la naturaleza, que es la esencia misma de la cultura y la civilización. ¿Cuántos de nosotros sabríamos ser algo más que caminantes sin los inventos y desarrollos de la ciencia? ¿seríamos capaces de hacer algo más que pedir ayuda y clemencia a los que sí pueden? A los fuertes, a los capaces, a los líderes del clan.
 
En un mundo buenista y misericorde como el que vivimos, al que le queda tan poco, que esta ya expirando, en sus últimos estertores, no le costaría ayudar los débiles, a los que piden clemencia...por eso este mundo desaparece y en el próximo para sobrevivir a los caminantes, a la carestía y a la desesperación, habrá que confiar en los fuertes, en los capaces. ¿Y quiénes son? Lo sabréis, llevan la marca, seguidlos, sino sólo seréis caminantes.
 

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