Actividades: Fuentes energéticas y reindustrialización de España.
Economía

Alberto Grasa. Fuentes energéticas y reindustrialización de España.

IH analiza el modelo energético español, sus alternativas y su repercusión en el empleo.

Tanto avisar que venía el lobo y Pedro se quedó afónico. El lobo es la crisis económica que empezamos a sufrir, un ciclo especulativo sin parangón en nuestra historia, la industria desmantelada y una inmigración innecesaria porque España no es un país de recursos sin límite. La base de la industria es la energía. Los parches de cara al público contra el cambio climático, casi nunca trascienden ni solucionan problemas.

        

El lobo es la crisis económica que empezamos a sufrir y Pedro es el FMI o el Banco Central Europeo. Y también Iniciativa Habitable, porque desde esta plataforma llevamos nuestros dos años de existencia avisando que estábamos en un ciclo especulativo sin parangón en nuestra historia, que la industria se desmantelaba y la inmigración era innecesaria porque España no es un país de recursos sin límite.

Ahora empezamos a cosechar las tempestades sembradas. Si Dios y la UE. no lo remedian podemos llegar a 4 millones de parados, condiciones laborales paupérrimas para el que conserve su puesto, una dependencia del exterior casi de subdesarrollo y el huevo que ha puesto la construcción y el turismo pudriéndose, porque éstos dos sectores no eran la gallina de los huevos de oro.
 
El huevo del ladrillo va a seguir bajando tal y como vaticinamos hace meses, cuando los entendidos decían que no tenía techo, llevándose por delante la inversión de una clase media que no va a recuperarse (ni tampoco parece que tengan interés los benditos políticos en que lo haga, total, ya le han sacado vía inmobiliaria todos los cuartos y la quieren para dóciles siervos de la gleba).
 
El huevo del turismo no atrae, ahora se dan cuenta que el turista interesante, la clase media europea, gusta de parajes naturales, no de chaletadas donde había pinares ni muros de hormigón en el Mediterráneo. Bueno, siempre quedará el vuelo chárter de adolescentes destino a una discoteca de Ibiza, y mientras den más rentabilidad las copas que se toman que los destrozos a reparar que dejan a su paso…
 
Es el momento de reindustrializar España, pero si esta vez no queremos empezar la casa por el tejado, debemos hacer las cosas bien.
 
La base de todo tipo de industria es la existencia de energía para poder producir o transformar, y en menor medida el agua. Las materias primas en España son otro cantar, por su escasez, pero se pueden comprar las deficitarias, si tenemos nuestra propia fuente de energía.
 
En primer lugar hay se debe recordar que España hay una sequía endémica. Del agua ya se ha hablado hasta la saciedad en otros artículos que se pueden consultar en nuestra hemeroteca y le hace falta el mismo tratamiento inicial que a la energía: Una política de ahorro, ahorro y más ahorro. Además de cuidar de nuestro entorno y protegerlo al máximo, mirándolo como una fuente de la cual dependemos.
 
En el segundo, hablando de energía, recordemos que dependemos en un 85% del extranjero, es decir, ahora mismo no está en nuestras manos ni siquiera nuestro propio abastecimiento básico.
 
Y para enfrentarse al futuro, debemos ser autosuficientes  energéticamente. Por supuesto se ha de olvidar recurrir a combustibles fósiles, tanto por lo escaso de los recursos, ya que se están acabando. Cuanto más tiempo pase serán más caros de obtener, como por la dependencia del exterior que le supone a España. No debemos perder el tiempo aumentando su eficiencia y reduciendo sus emisiones más que lo suficiente mientras dure la transición, pues éstas medidas son parches que, no recortan lo suficiente el consumo ni las emisiones de gases.
 
LA ENERGÍA DEL FUTURO
 
La defensa de nuestra salud y del medio ambiente exige acabar con emisiones de monóxidos y dióxidos de todo tipo, tanto en el uso de la energía como en su producción, por lo que nos deja abocados a la electricidad originada fuera de centrales térmicas, la nuclear y el hidrógeno. A otras fuentes de energía como la Fusión Nuclear les quedan muchos años de investigación.
 
Durante el periodo de transición a las nuevas fuentes energéticas no debe descartarse un desarrollo parcial de la nuclear clásica. Es de sobra conocido su riesgo y lo peligroso de sus residuos, pero es la opción menos contaminante en cuanto a gases y de menos dependencia del exterior.
 
Tenemos un amplio abanico de opciones para producir energía más o menos limpia, pero hace falta decidirse por un plan que combine lo más respetuoso con el Medio Ambiente y la minima dependencia del extranjero.
 
Con ese plan conjunto se puede también homogeneizar la demanda de forma que en la “gasolinera” del futuro no haya 20 postes distintos cuyos “combustibles” no sean intercambiables entre distintos tipos de motores.
 
Para empezar se deben desechar algunas novedosas alternativas, hoy tan de moda, por razones que no le hacen llegar al público en general (por los intereses económicos de siempre) y que ahora se explican como la panacea de los biocombustibles.
 
Nos presentan al bioetanol y biodiésel como alternativas a la gasolina y el gasoil respectivamente. Sus emisiones son algo menores y tienen la ventaja (las emisiones) de devolver carbono y gases a la atmósfera procediendo de ella.
 
Es decir, cuando lanzamos a la atmósfera, por ejemplo, gases procedentes de bioetanol de caña de azúcar, son los que previamente había fijado (absorbido) la planta de la atmósfera.
 
La diferencia con el combustible fósil es que con este introducimos en la atmósfera gases de carbono y otros elementos que no estaban en ella, llevaban millones de años en el interior de la Tierra, por lo que aumentamos su cantidad en el exterior, desequilibrando el sistema y produciendo el efecto invernadero. Esta era la única ventaja.
 
Como inconvenientes están las que nos ocultan:
 
En primer lugar, para producir biocombustibles hay que quemar combustible. Cultivamos los vegetales de obtención usando tractores, cosechadoras, empacadoras, camiones de transporte, etc.
 
Cuando se ha de “separar” el biodiesel o el etanol hay que calentar la cosecha usando combustible de una forma parecida a la del alambique de toda la vida con el que se obtienen bebidas alcohólicas. La relación de obtención energética es muy deficitaria en casos como el etanol de maíz, donde se quema un litro en todo el proceso para obtener 1,4 litros, es decir, tiene un relación de 1:1,4. En otras plantas va algo mejor, el biodiésel de soja da 1:3 y el etanol de caña de azúcar 1:8. Pero las de mejor relación, los residuos forestales y las algas, que llegan a alcanzar 1:25, tienen un proceso tan lento que hoy son casi inviables.
 
En segundo lugar existe un inconveniente que estamos empezando a pagar: Si la industria compra la cosecha, encarece el precio de los alimentos. Es más, puede condenar al hambre a muchas zonas del planeta. Se estima que para sustituir a los combustibles fósiles por biocombustibles, habría que dedicar a su producción 3.000.000.000 has., la sexta parte de la superficie emergida del planeta, y no cuentan con que sólo es cultivable la mitad de la misma.
 
También se vende como alternativa el gas, pero lo que nos venden ni es natural ni nada que se le parezca. Es una emisión de los hidrocarburos, es decir, ni en España tenemos reserva suficiente (hay algo testimonial en el Pirineo) ni es limpio en cuanto a residuos.
 
El único realmente ecológico y sin riesgo de que aumente el efecto invernadero es el metano obtenido en las granjas animales. Se obtiene de la descomposición de materia orgánica ya existente en la atmósfera. Pero su producción es cara y escasa.
 
La verdadera alternativa es la electricidad como base y el hidrógeno como sustituto de los hidrocarburos.
 
¿Como autoabastecernos de electricidad ecológica y económicamente? Es sencillo, tomándose la energía solar en serio. Hoy se dan subvenciones para la instalación de paneles y se elaboran planes de implantación de forma electoralista, para dárselas de ecologistas los Partidos Políticos.
 
La realidad es que si se apuesta en serio por la energía solar se puede llegar a acabar con la dependencia energética y crear mucho empleo. ¿Cómo? Empezando por fabricar aquí los paneles.
 
También se puede revitalizar el sector de la construcción encauzándolo por una línea más lógica que la actual. ¿Cómo? La mejor forma de tener controlada una instalación, y evitar pérdidas en el transporte por cable de la electricidad, es generarla en los propios polígonos industriales y en las ciudades.
 
Se necesitará mucho albañil para reforzar las cubiertas y que soporten el peso de las placas. Con la mitad de la superficie urbana de España cubierta de paneles se puede abastecer a todo el País.
 
La opción actual de los “huertos solares”, aunque aceptable entraña el peligro de la clásica recalificación de suelo a urbano por un lado, degrada la naturaleza y al estar aislados dan pie si no al vandalismo a que se detecte más tarde cualquier problema.
 
La enorme cantidad de electricidad que se produciría sería la suficiente para alimentar España y generar un excedente capaz de obtener hidrógeno de la forma menos contaminante, del agua. El hidrógeno sale de multitud de sitios, pero no es razonable obtenerlo de la mayoría de ellos, como por ejemplo de hidrocarburos y similares, puesto que se vuelva a los problemas antes explicados.
 
Para adaptar los actuales motores se necesitará un desarrollo industrial, sobre todo en la fabricación de depósitos lo suficientemente resistentes y seguros para llevar la enorme presión a la que se transporta el hidrógeno.
 
Esa industria e investigación se debería desarrollar aquí, creando empleo. Además, actualmente la pila de hidrógeno como sustituto puro en motores de automóviles y maquinaria rinde entre un 35 y 45% menos de potencia que el motor convencional, con lo que la investigación podría asegurarse muchos años de empleo hasta igualar y superar a los combustibles actuales.
 
Del resto de alternativas energéticas deben desarrollarse las que no penalicen el desarrollo de la electricidad y el hidrógeno.
 
Aportando empleo en el próximo desastre del sector de la construcción, la reedificación de viviendas existentes con alternativas de ahorro energético: muros trombe, aislamientos, paneles de calentamiento solar de agua para calefacción, etc.
 
Aprovechando residuos forestales y agrícolas como la biomasa en zonas rurales.
 
Todo este plan de dirección en la energía debe ser asumido como un proyecto nacional, no como parches de cara al público para enarbolar la bandera de la lucha contra el cambio climático, y que la mayor parte de las ocasiones ni trascienden ni solucionan problemas.
    
 

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