Denunció, sin que su bigote se alterara, que las redadas a extranjeros sin papeles se han disparado en los últimos dos meses. Considera que los agentes actúan de forma ilegal, brutal y con un amplio abanico de insultos y amenazas.
Todo, por supuesto, con la pistola o la porra en la mano. Además, estos mismos agentes son expertos en procedimientos propios de cualquier dictadura, como la no asistencia letrada al detenido o el impedirle hacer una llamada telefónica.
Incluso habla de personas “desaparecidas”, golpes, torturas y humillaciones varias. Un calco de muchas policías que desgraciadamente son el pan nuestro de cada día en muchos países sudamericanos. Para dorar más la guinda, denunció posibles represalias de la policía hacía los familiares o amigos que se interesan por los detenidos.
Yo creía que estaba viviendo en Valencia, provincia de España, pero al parecer hábito en el Salvaje Oeste, si es que doy un mínimo de crédito al señor Constante.
Por suerte sé, cosa que el señor Constante aún no sabe, (o hace que no sabe), que nuestra policía, así como la Guardia Civil y las policías autonómicas y municipales se rigen por la Ley. Son organizaciones abiertas y trasparentes, como bien dijo un portavoz de la Policía Nacional que añadió: “son ganas de confundir. Ni se incurre en esos malos tratos ni hay desaparecidos”.
Pero sigamos con las palabras del señor Constante. Informó que las “redadas” se realizan en lugares muy concretos: avenida de la Plata, Estación del Norte, viejo cauce del Turia y un local de bailes latinos en la calle Ruzafa. Salvo la avenida de la Plata y la Estación del Norte, en los otros dos lugares la presencia policial es imprescindible.
Cualquier vecino de la calle Ruzafa sabe que ese local es problemático. No respeta horarios ni niveles de ruido y muchas veces la fiesta desemboca en peleas callejeras. Un lugar donde es normal detener a alguien. El viejo cauce del Turia es tomado todos los fines de semana por multitud de ciudadanos sudamericanos, donde hacen lo que les da la gana. Hasta hay barberos y masajistas que usan los bancos como local de trabajo.
Los ciudadanos españoles no pueden entrar, pues son expulsados muchas veces violentamente – así que no pueden disfrutar de unos jardines públicos pagados con sus impuestos- y tienen que ver como los jardines son destrozados poco a poco. Se han dado casos de cortar árboles enteros para hacer barbacoas, dejando las cenizas y demás desperdicios para los barrenderos.
Son lugares donde la presencia policial es imprescindible y los 10 detenidos -palabras del señor Constante- en dos meses entran dentro de la normalidad. En cuanto a la Estación del Norte y la avenida de la Plata son lugares de paso, donde los policías son necesarios para el buen orden público.
El señor Constante afirmó también que el Plan de retorno voluntario, promovido por el Gobierno es una “farsa”. Criticó que se emplee a emigrantes como “chivo expiatorio” de las políticas del PP y del PSOE y que así no se trata a personas que con su esfuerzo y sacrificio han “salvado”-palabras textuales- la sociedad española.
Llegó a clasificar la situación de “insostenible” por la psicosis generada entre la población sudamericana. Curiosa actitud de alguien que recibe subvenciones millonarias por parte del Gobierno, Generalitat y algunos ayuntamientos. Subvenciones que salen de los bolsillos de los españoles de a pie.