La Confederación Española de Policía estima que 2.000 ilegales cruzan a diario los Pirineos para entrar en España.
El Ministerio del Interior ha retirado 158 policías de las Unidades de Intervención Policial (UIE), de la frontera española con Francia. Estas unidades especializadas se dedicaban a patrullar y realizar controles selectivos por carreteras comarcales, montes y zonas de difícil acceso. De los 180 agentes asignados ahora solo quedan 32 con lo que la dotación se ha reducido a las unidades ordinarias. |
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Esta zona es especialmente compleja yq que existen decenas de carreteras secundarias con las que eludir los puestos fronterizos. Los conductores burlan fácilmente el control de los agentes, ya que si se les impide el acceso por un paso, se dan la vuelta y lo intentan por otro.
Esta disminución se produjo a finales de junio. Desde entonces se han duplicado la llegada de autobuses repletos de ciudadanos rumanos que se cuelan con total normalidad por la frontera. También llegan magrebíes procedentes de Francia y Bélgica, al calor de las medidas anunciadas por el Partido Socialista.
Cuando la policía intercepta un vehículo, solicita a los viajeros su documentación, la reserva de hotel y una cantidad de dinero suficiente como prueba de que son turistas. Las agencias de viajes fraudulentas han proliferado como hongos. En Rumanía una de ellas denominada Atlassib ha ganado tanto dinero que ha llegado a sufragar los equipos técnicos del puesto rumano de Turnu y lo ha convertido en una suerte de frontera privada de difícil acceso para el resto de transportistas. Convertidas en verdaderos traficantes de personas, se encargan de facilitar a los pasajeros falsas reservas de hotel y la suma de dinero necesaria, que es devuelta al conductor una vez pasada la frontera.
El ferrocarril es otra fórmula de eludir la frontera, casa semana llega al menos un tren procedente de Italia hasta Portbou en Gerona, repleto de ilegales rumanos. Curiosamente este tren presenta una peculiaridad, las autoridades francesas les han prohibido que pare en su país.
Cuando el tren es detenido en la frontera, retrocede 50 metros y permanece en la zona de tránsito. La policía gala no obliga al tren a volver a Italia, si no que deja que los ilegales salgan y se queden merodeando por los alrededores, por que saben que al caer la noche intentarán entrar en suelo español.