«Esto está peor que nunca. El tráfico de droga, en manos de bandas nigerianas que acuden al calor del cercano negocio del sexo, especialidad de las rumanas, que reclutan a chicas cada vez más jóvenes e incluso menores. Parece que protegen más estas actividades ilícitas que a los ciudadanos», recalcan. «Nadie nos hace caso, el mercado de venta de droga, heroína y crack, campa a sus anchas, con total impunidad, las veinticuatro horas del día; las reyertas y peleas con navajas o litronas son constantes, al igual que las imágenes de personas con el «mono», borrachas o indigentes, tiradas en el suelo como si esto fuera un cementerio humano o un campo de minas», añadió Acibu.

 

Calculan que hay unas 50 viviendo, mejor dicho, «matándose a la vista de todos». A ello cabe añadir el insoportable olor a orines y la suciedad, con colchones y mantas amontonados.

Las Barranquillas del centro

 

Para demostrar que sus protestas no son gratuitas, han elaborado un vídeo-denuncia que es harto elocuente. La grabación, presentada ayer, le fue enviada a la vez al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, junto a la petición de una reunión para abordar este asunto. Isabel Rodríguez, presidenta de la asociación, explicó que el vídeo era el pistoletazo de salida a iniciativas en las que pretenden mostrar la realidad que se esconde en pleno corazón de la ciudad. De no obtener respuesta, están dispuestos a denunciar al Ayuntamiento por la inseguridad y la insalubridad que soportan.

 

«Lo que queremos es recuperar el espacio, que el parque infantil no sea «su» apartamento de lujo y sus recovecos lugares para pincharse, pernoctar o beber. Que los niños y los ancianos vuelvan a usar las instalaciones y que esto no sean Las Barranquillas del centro», recalcó. Todo ello pasa por nivelar la plaza, ya que los huecos actuales se convierten en escondites de esas personas. A su juicio, «no es de recibo que Gallardón se gaste millones en las obras de la M-30 y se niegue a destinar una parte mínima en adecentar esta zona, situada detrás del escaparate de la Gran Vía, cada vez menos transitada por el miedo que provoca».

 

Un ejemplo de todo ello son los cierres de comercios por falta de clientela -cine, quiosco de prensa...- o la mala situación de los que siguen abiertos. Acibu afirma no entender cómo a partir de cierta hora se multa por vender o beber alcohol y «aquí se hace todo el día sin que ocurra nada o que en Montera haya cinco coches de la Policía y por aquí ninguno».