
|
«Me encadenaron cabeza abajo y me torturaron por evangelizar en Arabia Saudí»
El coliseo de Roma está en ruinas y hace tiempo que los leones no prueban la carne de cristianos. Pero en pleno siglo XXI siguen existiéndo mártires por su fe en Jesús de Nazaret. El nuevo «Nerón» está en Arabia Saudí y se llama wahabismo. Lo único que no cambian son los perseguidos, personas como Brian O'Connor, un católico de origen indio que fue condenado a 300 latigazos y diez meses de cárcel después de ser brutalmente torturado, vejado y humillado. ¿Su delito? Profesar una fe distinta al islam |
¿Su delito? Profesar una fe distinta al islam y organizar encuentros bíblicos en privado con árabes y aquistaníes. Las pruebas en su contra: un centenar de DVD sobre la Biblia, 60 vídeos con arresto fue peor. Tras engañarle para que saliera de su domicilio, tres coches de la policía religiosa «me agarraron, me metieron en uno de ellos y me llevaron a una mezquita. Allí me encadenaron los pies hasta quedar cabeza abajo y hacerme oscilar», escribe.
«Durante más de una hora me pegaron, me daban puñetazos, patadas y latigazos. No podía protegerme de los golpes en la cara porque tenía las manos atadas a la espalda y, entre tortura y tortura, me obligaron a firmar
mi confesión», recuerda con dolor. Una confesión que también lo vinculaba a la venta de alcohol, algo que el indio se negó a rubricar. Dio igual. «Les dije que los encuentros religiosos en privado no son ilegales, pero insistían en que todo credo diferente del islam está prohibido», asegura. Y así constó en la sentencia: arrestado por «difusión del cristianismo». Su escalofriante caso, ocurrido en 2004, no es excepcional y su denuncia lo deja claro: «Hoy hay muchos otros presos cristianos como yo en Arabia».
Dólares saudíes en la M-30. Si en la época de los césares las legiones de Roma extendían el imperio por las calzadas empedradas, hoy el integrismo se expande por las autopistas económicas. Y está igualmente centralizado.
Gracias al dinero que proporciona el petróleo, el wahabismo saud ha invertido más de 35.000 millones de dólares en construir mezquitas y centros culturales por todo el mundo. A través de 25 asociaciones islámicas, controla directa o indirectamente todas y cada una de las mezquitas, madrasas (escuelas coránicas) asociaciones caritativas o de cualquier tra índole dedicadas al proselitismo musulmán. Incluídas las españolas.
Desde 1973 ha financiado 1.500 mezquitas, 210 centros culturales y 202 centros de estudios por todo el mundo. Como contraprestación, en su suelo está penado contruir iglesias, catedrales, capillas o hermitas, pues su territorio alberga las dos ciudades santas del islam, La Meca y Medina. Con 12.000 millones de «petrodólares» ha creado las asociaciones internacionales que suplen la falta de un «Papa» musulmán. Todas con sede en La Meca, Riad, Karachi y Libia. Y, como las huestes romanas, no tienen intención de detener su avance.