COMO SI NADA. Comerciantes madrileños ponen 30 denuncias diarias a tiendas china
La competencia desleal de los «todo a cien» chinos, las dificultades para cargar y descargar, trabajar demasiados festivos al año y, para más «inri», el caos que genera tanta obra, hacen de Madrid una ciudad abierta en canal. «Tenemos muchos problemas a nivel laboral. Nosotros estamos obligados a cumplir unos requisitos que otros comercios de ultramar no cumplen». |
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La competencia desleal de los «todo a cien» chinos, las dificultades para cargar y descargar, trabajar demasiados festivos al año y, para más «inri», el caos que genera tanta obra, hacen de Madrid una ciudad abierta en canal pero que se resiste a perder el tirón de su comercio pequeño o mediano; tradicional o innovador.
«Tenemos muchos problemas a nivel laboral. Nosotros estamos obligados a cumplir unos requisitos que otros comercios de ultramar no cumplen», se queja Salvador Santos Campano, presidente de la Confederación de Comercio Minorista (Cecoma).
Hoy, precisamente, la junta directiva de esta organización se reúne con el alcalde, Ruiz-Gallardón, para buscar soluciones. Le informarán de que, desde esta asociación, se interpusieron más de 2.500 denuncias en el último trimestre de 2005 contra «comercios de ultramar que van por libre», asegura a ABC su presidente. Es decir, una media de casi treinta denuncias diarias.
¿Comercio de ultramar? Nos choca esta denominación. «No me gusta -dice Santos Campano- emplear la palabra «chinos». Las leyes, especialmente las laborales, que se nos exige a nosotros, a los comerciantes madrileños, no se les exigen a los de ultramar. Tampoco cumplen muchas de las homologaciones europeas de los productos a la venta. Pasa cada día en las tiendas de «todo a cien». Eso no es desidia. Se necesita una legislación específica. La Comunidad ya está en ello y el Ayuntamiento investiga y cierra los locales».
Incumplimientos legales
Así, parece más que justificado el reciente acuerdo firmado entre el Círculo Empresarial Independiente (CEI), y la Asociación de Chinos en España para que éstos últimos no sigan justificando sus incumplimientos legales con las diferencias culturales o del idioma. Ahora, los comerciantes chinos dispondrán de asesoramiento para abrir y mantener sus tiendas con todos los requisitos normativos.
Santos Campano lo tiene muy claro: «Es muy difícil competir con este «comercio de ultramar». Es lo mismo que el comercio de la discografía y los top-manta. No hay ninguna posibilidad. El comercio legal tiene todas las de perder. Y si lo del top-manta está un poco más controlado es porque se ha legislado, porque el Ayuntamiento ha puesto en marcha una norma contra la venta ambulante ilegal y la va a erradicar. Insisto, se erradica la venta ambulante ilegal, no la venta ambulante».
El presidente de Cecoma reconoce que en el último trimestre de 2005 «estábamos muy preocupados» porque el consumo había bajado el 2,6 por ciento. Motivos. No por la situación económica de Madrid, que es espléndida, sino porque la subida del dinero (la subida de las hipotecas) ha hecho que los hogares no puedan mantener el ritmo de consumo anterior. «Puedes no comprar un bolso, pero la hipoteca hay que pagarla. Y, eso, nuestro comercio lo nota», advierte Santos Campano.
De la actividad comercial dependen más de 300.000 familias. Madrid capital cuenta con 69.000 comercios, que llegan a los 150.000 en toda la comunidad autónoma.