Los escolares españoles ya no se conforman con dar collejas, insultar o humillar en público a sus compañeros. Ahora, los adolescentes utilizan métodos de acoso más sofisticados como la grabación de las agresiones con sus teléfonos móviles y la difusión de estas imágenes a través de internet. El hecho de que estas situaciones de violencia hayan traspasado las paredes de las aulas ha provocado que los menores sean conscientes del daño que sufren y se atrevan a denunciarlo. De este modo, el acoso escolar se ha convertido en el segundo motivo de inquietud de los menores que en 2005 acudieron al teléfono de ayuda de la Fundación ANAR (900202010). Benjamín Ballesteros, director de programas de la fundación, asegura que este tipo de consultas se han multiplicado por cuatro, por lo que mientras que en 2004 el «bullying» sólo representó el cinco por ciento de las llamadas efectuadas por menores, en 2005 se situó en el 19 por ciento del total. Pero, según el informe presentado por esta ONG, el problema de fondo es la falta de comunicación entre padres e hijos y la tendencia a mirar para otro lado.

   La directora del teléfono de ayuda, Ana Belén Hernández, explicó al respecto que el análisis de estas llamadas ha permitido detectar «nuevas manifestaciones de acoso escolar, sobre todo situaciones de menores que no se conforman con agredir a sus compañeros, sino que además graban las agresiones con el móvil y las cuelgan en internet». También hizo notar que esa práctica, favorecida por la disponibilidad de nuevas tecnologías, revela la existencia de cierto «poder adquisitivo, de ellos o de sus padres». «Las diferentes formas de violencia no están sólo entre los desfavorecidos, sino que van subiendo por la escala social», añadió la directora del teléfono, que desde su puesta en marcha hace trece años ha tenido 1,3 millones de llamadas.
   En 2005, este teléfono de ayuda atendió 123.141 consultas por sus líneas del menor y del adulto que requiere ayuda para resolver problemas que involucren a niños, lo que supone un aumento del 45 por ciento sobre el año anterior, dijo Ballesteros. Ese crecimiento supone un promedio de 350 consultas diarias que son atendidas en forma gratuita y confidencial por un equipo de profesionales psicólogos, quienes a su vez cuentan con el asesoramiento de juristas y trabajadores sociales. De este total de llamadas, 116.789 requerían información puntual para resolver algún problema, pero 6.361 fueron incluidas por el equipo de ANAR entre las denominadas «llamadas de orientación especial» que demandan una valoración psicológica más profunda para su orientación y en muchos casos la intervención del equipo multidisciplinario de la fundación para su derivación a centros de ayuda específica.

   En el mapa de las situaciones que preocupan a niños y adolescentes, el informe 2005 señala que los principales problemas que identifican los adolescentes entre 10 y 17 años, franja que utiliza este servicio, son la falta de comunicación sobre todo en el entorno familiar (22,15%) y problemas psicológicos (22,15%) como ansiedad, depresión, intentos de suicidio, problemas de autoestima y en las chicas fundamentalmente, trastornos de la alimentación.

   A estos motivos de consulta siguen los problemas escolares (entre los que se incluye el «bullying») con un 15,16%, casos de violencia y maltrato (14,85%), problemas de sexualidad (6,2%), la separación de sus padres (2,31%) y adicciones (1,7%). Sobre este último motivo, Ballesteros subrayó que los menores identifican las adicciones como un elemento perturbador de su entorno, pero sólo un dos por ciento las señala como asunto propio ya que el resto las considera un mal menor si son ellos los protagonistas.

   Las niñas llaman más. Las mujeres, niñas o adolescentes, llaman el triple que los niños, ya que realizan tres de cada cuatro llamadas que recibe el servicio de ANAR, lo que señala -tal y como destacó Ballesteros- la mayor facilidad del sexo femenino para exteriorizar sus preocupaciones y a la vez, la necesidad de que «las instituciones eduquen en la igualdad de manera que ambos sexos sean capaces de expresar de igual forma sus problemas».

   Las diferencias generacionales quedan de manifiesto en los motivos de consulta de adolescentes y adultos, ya que mientras los menores expresan su preocupación por problemas fundamentalmente que requieren atención psicológica, los adultos tienden a realizar consultas por problemas de abordaje sociopsicológico y jurídico que guardan relación con la vulnerabilidad de los derechos de los menores, entre los que destacan las situaciones de maltrato y violencia en su entorno, que representan el 20 por ciento de los motivos de consulta.
   Tal y como explicó el presidente de ANAR, mientras que hay casos que pueden resolverse con un simple consejo o una información, hay otros que, por su complejidad, demandan un abordaje multidisciplinario y una derivación a instituciones que se ocupen concretamente de cada caso. Las derivaciones se realizaron a instituciones tan diversas como servicios de atención psicológica (863 casos), servicios sociales municipales (1448 casos), centros escolares (1140 casos), centros de salud (909 casos), fuerzas de seguridad (1006 casos), juzgados (262 casos), información social (1242 casos), etc.