Cuatro de cada diez musulmanes británicos quiere que se aplique la «sharia» (ley islámica) en las regiones donde su religión es mayoritaria, según un sondeo publicado ayer por el rotativo dominical «The Sunday Telegraph». En su opinión, estas zonas deberían seguir el ejemplo de Irán o Arabia Saudí, donde los tribunales religiosos administran la justicia siguiendo los preceptos del Corán, el libro sagrado del islam. «Estos resultados son alarmantes e indican que una gran cantidad de musulmanes se sienten alienados de la mayoría de la sociedad», aseguró el diputado laborista Sadiq Khan, uno de los escasos fieles de Mahoma en los Comunes.

   En pleno «choque de civilizaciones» por la publicación de las viñetas de profeta, el sondeo evidencia la progresiva radicalización islámica tras el 11-S. Así, el 13 por ciento se considera legitimado a ejercitar la violencia contra aquellos que insulten al islam y sean denunciados por líderes religiosos, mientras que el 7 por ciento está de acuerdo con el siguiente enunciado: «La sociedad occidental es decadente e inmoral, por lo que los musulmanes deben tratar de acabar con ella aunque sea con la violencia».

   Esta desconfianza hacia la cultura británica se plasma en su apoyo hacia la «sharia»: sólo el 41 por ciento está en contra de su implantación en los barrios musulmanes. La ley islámica chocaría con las costumbres occidentales en aspectos como la igualdad entre sexos, ya que otorga un valor inferior al testimonio de una mujer. Además, en sus versiones más extremas, como las practicadas en Irán o Arabia Saudí, la «sharia» impone castigos como el apedreamiento o la amputación de extremidades.

   Por otra parte, el 20% de los musulmanes británicos asegura que siente «simpatía por los motivos» de los autores del 7-J, en los que fallecieron 56 personas. De todas formas, la inmensa mayoría considera que estos ataques son repugnantes: sólo el uno por ciento los apoya explícitamente, mientras que otro dos por ciento prefiere no pronunciarse.

   Si los atentados se producen fuera de territorio británico, el apoyo hacia el terrorismo crece: el cuatro por ciento opina que Al Qaida tiene derecho a atentar contra objetivos occidentales y un 10 por ciento adicional prefiere no responder esta pregunta. Mientras tanto, el 60 por ciento de los 500 encuestados considera que los musulmanes se sienten más incómodos en la sociedad occidental que hace un año. De ahí que la mitad considere que las opiniones de la comunidad islámica se han radicalizado en este período. Así, los símbolos externos de esta religión se han multiplicado en las comunidades islámicas de Reino Unido: el 32 por ciento asegura que más mujeres de su familia cubren sus rostros en público que hace un par de años.