Informes: Dansk Folkeparti, 25% de votos en Copenhague, conoce su política de inmigración.
Puerta de Europa

Informe. Dansk Folkeparti. Te ofrecemos un extracto del programa de un inmigración del partido que cuenta con el 25% de los votos en la capital de Dinamarca.
 
Dansk Folkeparti es un partido de fuerte implantación en Dinamarca.  Tiene actualmente 25 diputados nacionales y un europarlamentario. Es el tercer partido del país con un 12 % del voto, y segundo su capital Copenhague donde tiene un 25% de los votos. Se caracteriza por la defensa de una sólida política de control migratorio. Os ofrecemos una traducción exclusiva para  Iniciativa Habitable, de los rasgos fundamentales de su programa en materia de inmigración.



  • Iniciativa Habitable advierte que la siguiente traducción tiene por objeto la divulgación y el conocimiento de lo que ocurre en otros estados europeos, y que no esta necesariamente de acuerdo con los argumentos y propuestas incluidos.
 
Traducido del programa de Dansk Folkeparti
 
Dinamarca ha recibido a lo largo de toda su historia influencias culturales del mundo que nos rodea. Estas influencias incluyen todo el círculo cultural occidental. Algunas influencias se deben a que una número limitado de personas de nuestros países vecinos extranjeros se estableció en Dinamarca y fue asimilado en la sociedad danesa. Influencias extranjeras han existido a lo largo de toda nuestra historia y han contribuido a crear las peculiaridades del pueblo danés.
 
Sin embargo en las últimas décadas del siglo XX la explosión demográfica, las dificultades económicas y sociales en el Tercer Mundo y en los Balcanes así como los conflictos militares han provocado una creciente inmigración hacia el mundo desarrollado y por tanto a Dinamarca. Esta inmigración no es la expresión de la interacción entre personas de culturas emparentadas. Las migraciones constituyen una consecuencia desafortunada del hecho de que una serie de países externos al círculo cultural occidental no son capaces de alcanzar un desarrollo suficiente y sus relaciones sociales son por ello desequilibradas.
 
Dansk Folkeparti opina que la solución a esos problemas no puede encontrarse en la inmigración del excedente demográfico del Tercer Mundo a entre otros países Dinamarca. Dinamarca es el país de los daneses, un pequeño país cuya supervivencia como democracia estable depende de que nuestra composición étnica no varíe de forma radical. La solución a los problemas del Tercer Mundo sólo reside en su propio desarrollo – pueden alcanzar cierta estabilidad asumiendo rasgos culturales básicos del mundo occidental, como la libertad, la democracia, la igualdad, la educación, las reformas económicas y el control del crecimiento demográfico.
 
Deseamos compartir nuestros valores, que conducen la desarrollo económico y social y a la estabilidad, pero no queremos que nos impongan la convivencia con personas que rechazan los valores fundamentales que han creado nuestro país.
 
La inmigración no europea de las últimas décadas, combinada con la alta tasa de natalidad de los inmigrantes, conllevará en las próximas décadas cambios amplios y profundos no sólo en la composición étnica de Dinamarca, sino en toda su estructura social.
 
Dansk Folkeparti quiere trabajar para aumentar la comprensión de que el desarrollo social está determinado por el contenido de su cultura, y queremos contrarrestar el intento de crear una sociedad multicultural o multiétnica en Dinamarca, es decir una sociedad exista un importante grupo de población que tenga una cultura distinta de la nuestra.
 
Hacer de Dinamarca un país multiétnico conlleva que culturas atrasadas y reaccionarias tengan la intención de destruir nuestra sociedad estable y homogénea. Podemos influir en un número limitado de personas de culturas diferentes, pero una inmigración de la composición y magnitud que hemos presenciado en las últimas décadas del siglo XX, no puede ser integrada.
 
Los inmigrantes no quieren renunciar a su propia cultura, quieren tener aquí las mismas estructuras que en sus países de origen. La tolerancia no es capaz de superar la intolerancia. No existe en el mundo sociedad en que haya sido posible una integración pacífica de musulmanes en el seno de una cultura diferente, y es irresponsable conducir a Dinamarca a un choque cultural, que puede tener serias consecuencias. El mundo occidental puede comprender que vivimos en una época en que la superpoblación y las facilidades para viajar han puesto en marcha desplazamientos poblaciones por razones económicas. Esto hace necesario que reconozcamos que nuestra sociedad deba protegerse para seguir existiendo.
 
A los inmigrantes y refugiados que buscan establecerse en Dinamarca deben aprender lo que conlleva la forma de vida y la cultura danesa, y deberían por ello emitir una declaración en la cual se muestren dispuestos a subordinarse a la legislación danesa y a vivir de acuerdo con un modo de vida que sea compatible con nuestra cultura, durante el tiempo en el que se encuentren aquí.
 
Dinamarca es un país de reducidas dimensiones con una cultura homogénea, peculiar desde el punto de vista internacional y donde se habla un idioma minoritario. El pensamiento igualitario y social que caracteriza nuestro modelo de bienestar es totalmente incomprensible para la mayoría de las culturas. Los Estados Unidos, Australia y las antiguas potencias coloniales como Francia y el reino Unido tienen idiomas que son hablados en numerosos países y resultan por ello atractivos para inmigrantes con un nivel relativamente alto de instrucción.
Es también evidente que las grandes naciones culturales, como la cultura árabe, tienen una mayor posibilidad de ser influyentes. La inmigración a Dinamarca no tuvo desde sus inicios un carácter selectivo, no se les exigió por ejemplo a los inmigrantes que supieran leer y escribir en su lengua materna. Por ello hemos recibido en Dinamarca una gran cantidad de gente procedente de regiones con culturas y modos de vida muy alejados de los nuestros y que incluso para los parámetros de sus países de origen son de lo más reaccionario.
 
Es natural y comprensible deseen mejorar su nivel de vida. Sin embargo no existe ninguna ley natural por la que algunos países del mundo, entre ellos Dinamarca, no tengan en cuenta los intereses de sus habitantes originarios con tal de que se cumplan los sueños de los individuos que casualmente han entrado en el territorio de dichos países.
 
No tiene ninguna lógica que cambiemos radicalmente nuestra sociedad, sólo por adaptarla a las condiciones de vida de los países de los que proceden los que han emigrado aquí. No es Dinamarca ni la cultura o la estructura social que necesite ser reformada – no habría tanta gente que desea venir aquí y obtener el permiso de residencia.
 
Dansk Folkeparti considera inaceptable que las violaciones de derechos humanos, que están ampliamente extendidas en una serie de culturas extranjeras, se introduzcan en Dinamarca.
 
La convención de Ginebra que entró en vigor en 1951, está actualmente totalmente desfasada. Por ello Dinamarca debe apoyar los países occidentales que desean revisarla. Hasta ahora lo que ha ocurrido es que Dinamarca al seguir el tenor de la ley, está concediendo asilo político a personas que vienen aquí sólo para mejorar su nivel de vida.
 
Los asilados políticos no pueden convertirse en inmigrantes. Deben tener permisos de residencia provisionales y renovables anualmente. Debe prestárseles vestido, alimento y alojamiento en condiciones razonables, lo cual fortalece la cohesión familiar de los asilados.
 
La inmigración ilegal y las tráfico ilegal de seres humanos ha conocido un fuerte auge en los últimos años. El tráfico de mujeres constituye una explotación aterradora de personas del Tercer Mundo y del Este de Europa. Debe intensificarse la cooperación internacional contra la inmigración ilegal y los controles fronterizos. Dansk Folkeparti se opone a la participación en los acuerdos de Schengen, que han supuesto una relajación de los controles fronterizos en el seno de los países europeos.
 
Los inmigrantes ilegales, que sean descubiertos en Dinamarca, deben ser inmediatamente repatriados. En el supuesto  en que se nieguen a informar sobre su identidad, deben ser alojados en centros de internamiento, hasta su expulsión del país.
 
Debe exigirse visado para todos los viajeros procedentes de países de origen de los inmigrantes. Para hacer frente a la ola de criminalidad procedente de países del Centro y Este de Europa, debe también exigírsele visado a sus ciudadanos.
 
Todos los países miembros del Consejo de Europa, se han comprometido a respetar una serie de garantías, de forma que nadie debe ser perseguido por los motivos recogidos en las convenciones de protección de los derechos humanos. Estas garantías deben conducir a que todas las peticiones de asilo procedentes de países miembros del Consejo de Europa, deben ser rechazadas.
 
Dinamarca sólo debe admitir a inmigrantes que de acuerdo a las convención de refugiados de Naciones Unidas están autorizados a recibir asilo. El derecho a la reagrupación familiar garantizado en la convención sobre refugiados para éstos, debe ser abolido para todos los demás. El acceso al derecho a la reagrupación familiar conlleva la concesión de ciudadanía danesa, lo cual puede conducir a matrimonios de conveniencia. Las penas por participar en matrimonios pro forma deben aumentarse.
 

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