"Rezo todos los días para irme. No me importa que viniese la policía. Cogería mis cosas y me iría ahora mismo si me dieran un billete".

A pesar de ser ilegal declarado, trabaja sin problemas en una obra de un chalet en Prosperidad. Pero la situación de este ilegal no es única. La OIM ha recibido mas de 1.400 peticiones en lista de espera para regresar a sus países. Paradójicamente son en muchas ocasiones la Guardia civil y la Policía Nacional las que derriban a los extranjeros a los planes de retorno, en vez de expulsarles como sería su obligación. La OIM cuenta con un programa de retorno voluntario, en el que además de sufragar el gasto del viaje con el dinero de nuestros impuestos, se acompaña al beneficiado con una ayuda de 450 euros y seguimiento de la situación laboral a su regreso en el país de origen.

Se dan casos extremos como el del ilegal Fernando Dole, que llego a dormir tres semanas frente a la comisaría de policía de Almería para que le repatriasen sin lograr su objetivo.

Estos casos ponen de manifiesto la ineficacia, cuando no la negligencia o incluso delito de dejación de funciones, de la administración y los cuerpos de seguridad del estado en el ámbito de la inmigración ilegal. Sencillamente no hay el mas mínimo interés por controlarla.

La repatriación es algo que sencillamente no existe. Una mentira más. Cualquier inmigrante que resida ilegalmente en nuestro país y decida permanecer ilegalmente en suelo español, puede hacerlo sin la más mínima dificultad. El problema se agudiza si pensamos que son la misma facilidad, en tres años tendrán permiso de residencia y en 10 obtendrán con la misma facilidad la nacionalidad española.

Entrar ilegalmente hoy en nuestro país, supone en la práctica conseguir la nacionalidad española y por tanto europea, en algo menos de una década