Según el PSOE solo 40 policías patrullan las calles de Madrid cada noche, en unas horas durante las cuales se cometen 400 delitos cada día. Hay  distritos en los que no existe vigilancia, los del sur suelen ser los más desprotegidos.   Durante el 2003, cada día 101 madrileños denunciaron ser atracados, según datos de los juzgados de Plaza de Castilla.

A esto replica la Concejalía de seguridad del Ayuntamiento, que son entre 250 y 300 los agentes que cada noche patrullan en Madrid y devuelven la pelota al Delegado del Gobierno, Constantino Méndez, pidiéndole que sea el quién saque mas policías nacionales a la calle.

 

Tampoco parecen haber funcionado las comisarías móviles anunciadas por el PP, que se encuentran aparcadas y sin material para funcionar, La unidad Especial antidroga anunciada no existe, ni tampoco la figura del Mediador Social.

 

Esperanza Aguirre se ha comprometido a aumentar la plantilla de policía local en un tercio a lo largo de esta legislatura.  De momento, podríamos darnos con un canto en los dientes si cumple con la promesa de aportar la preparación y la financiación necesaria, para reforzar Madrid con 630 nuevos agentes 17 municipios en el 2005.

 

Lo único cierto hasta la fecha es que en Jefatura Superior del Cuerpo Nacional de Policía, constan 31.760 infracciones penales al mes, de los cuales 13.236 son delitos.

Tan solo se detiene una media de 4.083 delincuentes al mes y  se expulsa la ridícula cifra de 96 personas. La ridícula cantidad de expulsiones contrasta con las cifras aportadas por el Juez Decano de Plaza de Castilla, que determinó que de cada 10 delitos juzgados en sus dependencias casi 8 fueron cometidos por inmigrantes.

 

Cifras y cifras. A pesar de cualquier artificio estadístico, Ayuntamiento, Comunidad y Gobierno han conseguido que, las víctimas del delito nos sintamos indefensas en la calle y en los tribunales. La policía está desbordada por el aumento de los delitos y la especialización, organización, contundencia y crueldad de las bandas de delincuentes internacionales.

 

Todos los madrileños, (salvo parece ser, nuestros representantes), sabemos donde se encuentra el problema, en la permisividad de nuestras leyes, la insuficiencia de medios para aplicarla, la relación de este aumento con la inmigración masiva, y la peor de todas, por ser en la que se encuentra la solución, la falta de voluntad política para atajar el problema.

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