Las concentraciones de inmigrantes, en determinados parques y zonas de ocio de la ciudad generan habitualmente problemas de salubridad, seguridad ciudadana y protestas entre los residentes. Las asociaciones de vecinos se quejan de verse obligados a optar por no bajar a sus hijos a los parques, no pasear o no hacer deporte en ellos, ante los espectáculos de suciedad y en muchos casos violencia,  protagonizados cada fin de semana de miles de personas, muchas de ellas ebrias.

 

Peores son las zonas de copas, ubicadas entre las viviendas, donde las continuas noches de farra y la despreocupación del ayuntamiento están obligando a malvender los pisos colindantes a los vecinos. 

 

Impresiona la solución aportada por el Ayuntamiento de Madrid que va a apostar, y citamos textualmente, por "fomentar la integración y la incorporación de todos los vecinos a estas actividades"

 

¿Cómo va a llevar adelante esta genialidad? A través de un cuerpo de ¿mediadores de dinamización? que actuará en esos espacios. Estos modernos psicoanalistas de parque y tasca "comenzarán a trabajar en las zonas de afluencia masiva de inmigrantes con el objetivo de que las concentraciones se disuelvan de forma natural ", entendemos que gracias a su don de palabra, según explica el director general de Inmigración Tomás Vera.

 

Para lograrlo, estos "profesionales" se personaran en estas aglomeraciones (ignoramos si lo harán también en  los bares de copas o fiestas en parques a altas horas de la madrugada), para informar a los allí presentes, y citamos de nuevo textualmente; "de los usos y las normativas sanitarias, de limpieza y de actividad. Informándoles de que no pueden manipular y servir comidas, ni hacer fuego, ni dejar los desechos por ahí"

Esta medida forma parte del borrador del Plan de de Convivencia Social e Intercultural 2004-2007, que la concejal de Empleo y Servicios al Ciudadano, Ana Botella, presentado a los agentes sociales para que realicen sus aportaciones. Botella además ha dejado bien claro que no va a hacer distinciones en función de la legalidad o ilegalidad de la presencia de estas personas en nuestro país.

 

Siguiendo con esta línea de paternal de  Botella, de comprensión hacia el que al que transgrede la ley y acoso a aquellos que la cumplimos, quizás podría también el ayuntamiento crear un cuerpo de "mediadores de tráfico", que se olvide de la imposición de multas y convenza sugestivamente, a aquellos que aparcan en doble fila, conducen ebrios o se saltan semáforos de la inconveniencia de su actitud.

 

Bien podría atendernos un "mediador tributario" cuando olvidamos o nos retrasamos, en pagar alguna de los múltiples y abusivos impuestos que gravan nuestra vivienda, nuestro trabajo, nuestro automóvil o nuestra herencia. Un mediador que nos recordara con palabras de cariño nuestras servidumbres con el fisco, en vez de emplear la furia recaudatoria que caracteriza a este ayuntamiento, nada dialogante,  que emplea con los vecinos honrados en estos casos.